
NOTICIAS Y EVENTOS
Visita General a...
F 2025
2 de febrero de 1791
Primeras HCM hacen sus votos.
El Padre de Clorivière y los sacerdotes del Sagrado Corazón los hicieron el mismo día.


Después de la inspiración del Padre de Clorivière el 19 de julio de 1790, Adelaida de Cicé le ayudó a trazar el plan de una nueva forma de vida religiosa femenina, vivida en medio del mundo. Con ella, otras personas, atraídas por el deseo de entregarse al Señor sin reservas y sin retorno, se comprometen mediante un acto de ofrenda en la ciudad donde se encuentran, en Saint-Servant, en Dinan, en Paramé y en París, el 2 de febrero de 1791.
Aquí están los nombres de las primeras HCM que hicieron su ofrenda el 2 de febrero de 1791:
- ADELAIDA DE CICE EN DINAN.
- MADAME DES BASSABLONS, FRANCOISE BALLÉ Y MARIE TETRA EN SAINT MALO.
- AMABLE CHENU, HÉLENE LE MARCHAND Y CATHERINE ALLOUARD EN PARAMÉ.
- LAURANCE PAUMIER, MARIE CATHERINE ALLOUARD, MICHELE SOPHIE LEJAY Y FÉLICITÉ DESHAYES EN PARÍS.
9 de enero
Padre de Clorivière

El sábado 8 de enero de 1820 él había tomado su cena habitual, luego pasó el recreo con la comunidad, mostrándose en él muy amable y alegre. Se había confesado con el P. Ronsin, había hecho sus habituales ejercicios de piedad. Al día siguiente, domingo 9 de enero, se levantó como de costumbre un poco antes de las tres y se puso a rezar. A las cuatro fue a la capilla doméstica para hacer su visita al Santísimo. Dos Hermanos que estaban allí notaron que en lugar de ir a colocarse como todos los días en un rincón cerca de la ventana, se arrodillaba en el banco que estaba justo frente al sagrario. Tenía los codos apoyados en la barandilla, con la cabeza entre las manos y rezaba con fervor. Repentinamente hacia las cuatro y cuarto los Hermanos oyeron un ruido ligero producido por la estatuilla y el crucifijo que él llevaba siempre en la mano y que habían escapado de sus dedos. El hermano Pélissier se adelantó, creyendo que el Padre quería salir de la capilla. Pero lo vio desplomarse como desvanecido. Ayudado por el otro Hermano colocó al venerado Padre en una silla y fue a avisar al P. Ronsin, que acudió inmediatamente.
El P. de Clorivière respiraba apaciblemente, sus rasgos estaban tranquilos, sus ojos cerrados como si continuase rezando. El P. Ronsin le sugirió actos de fe, de esperanza, de caridad, invocaciones a los santos nombres de Jesús y de María, y le renovó la absolución. Apenas había acabado las palabras del sacramento cuando el santo anciano entregaba su último suspiro, acompañado de sus hermanos e hijos, bajo los ojos de su Señor realmente presente en el sagrario, como él tanto había deseado. El Padre tenía 84 años y seis meses. “Nadie piensa en llorar, dice el P. de Grinvel; estábamos convencidos de que había volado derecho al Cielo sin pasar por el Purgatorio”.
Padre Bazelaire